Tomado de la Revista “Jet Set”
Los criminales que mataron a grandes celebridades cargan con la condena eterna de la historia. Ahora que el asesino de John Lennon reaparece con nuevas revelaciones sobre su delito el fantasma de estos misteriosos personajes vuelve a horrorizar al mundo.
La paradoja de los magnicidas es dramática: cambiaron la historia de la monarquía, la política, la religión y el espectáculo, pero no por ello se les rinde homenaje, ya que el suyo fue un acto tan vil como acabar con la vida de personajes de culto. Sin embargo, la sombra de estos extraños criminales sigue al acecho, porque la humanidad se acostumbró a que cada cierto tiempo surge un personaje, aparentemente normal e inofensivo que veía en sus víctimas a dioses de carne y hueso. Los magnicidas han matado por fanatismo, por maldad y por dinero, pero en últimas, el motivo profundo de sus crímenes fue el placer de vengarse de un mundo donde sentían que no eran nadie.
El asesino de John Lennon: Mark David Chapman, condenado a cadena perpetua por la muerte del ex Beatle, en 1980. Chapman ha vuelto a pedir la libertad condicional por quinta vez, a través de una declaración en la que dijo, otra vez más, que mató para pasar a la historia. “Seré famoso, seré más que nadie”, se dijo a sí mismo ese día. El texano, de 53 años, desmintió además la versión que siempre circuló acerca del momento exacto de su crimen en Nueva York. “Yo no lo llamé “señor Lennon”, fue algo que la prensa se inventó. Él no se volteó, le disparé por la espalda”.
La justicia de Nueva York volvió a negarle la libertad condicional para consuelo de la viuda del músico, Yoko Onno, quien dice que quiere a Chapman en la prisión de Attica para que pague su pena, ya que miles de fanáticos de Lennon lo esperan en la calle para eliminarlo.
El asesino de la emperatriz Sissi de Austria:= Luigi Lucheni, era hijo de una italiana que lo abandonó. Resentido, se hizo fanático del anarquismo, un movimiento contra la opresión de los pobres, cuyo lema era: “La propaganda por el hecho”, es decir, matar a los poderosos. Un día, en Ginebra, tras el intento fallido de asesinar al Duque de Orleáns, aspirante al trono francés, resolvió que ese 10 de septiembre de 1898, acabaría con el primer personaje de la realeza que se le acercara. Y esa víctima, por azares del destino, fue nadie menos que Elizabeth de Wittelsbach, la emperatriz consorte de Austria, conocida como Sissi, quien en ese entonces era lo que fue Diana de Gales en el siglo XX. Era una mujer muy bella, anoréxica, hacía mucho ejercicio, imponía la moda y se rebeló contra el protocolo de la corte de su marido, el emperador Francisco José.
Amaba los manicomios y era experta en salir de incógnita por las calles. Y fue, en una de esas salidas en Ginebra, cuando se cruzó con su verdugo, quien al saber de la célebre melancolía que, como a Diana, atormentaba a Sissi, exclamó: “Y yo que creía haber matado a una persona insolentemente feliz”. Tras ser condenado a cadena perpetua, Luchen se suicidó.
El asesino de Mahatma Gandhi:= Nathuram Godse, tras dispararle con una pistola Beretta semiautomática al hombre que le enseñó al mundo a luchar por la paz sin violencia y al entregarse impasiblemente a la policía, dijo: “Nadie debe creer que Gandhi fue asesinado por un loco”. Ese 30 de enero de 1948, este activista político heló la sangre del mundo al matar al último ser que no se merecía tan cruel final; pero él estaba convencido de todo lo contrario, pues creía que al respaldar la separación de Pakistán de la India, el líder hindú había causado miles de muertes.
Empero, en el juicio del asesinato, los propios hijos de Mahatma se opusieron a que lo condenaran a muerte, pues ello implicaba un deshonor para su padre. Aún así, el criminal, de quien nunca se supo si estaba loco, fue colgado en 1949, tras dictar su última voluntad que sus cenizas no fueran lanzadas al Ganges, hasta que India volviera a estar unida, hecho que hasta hoy no ha sucedido.
El asesino de Jhon F. Kennedy:= Pese a que tres investigaciones concluyeron que Lee Harvey Oswal, fue el asesino del presidente más admirado de los Estados Unidos, el 22 de noviembre de 1963, persiste la duda de que así fue. Él siempre lo negó, pero no tuvo tiempo de cambiar su versión o reafirmarla, pues dos días después del crimen en Dallas, fue muerto por Jack Ruby, en un acto que fue visto en directo, por televisión.
El magnicidio cambió la historia de la nación más poderosa del mundo y las pesquisas no se detuvieron hasta que, de manera oficial, se determinó que Oswal era un desadactado social que se creía predestinado a marcar la transformación del mundo. Además había vivido en la Unión Soviética, enemigo de Estados Unidos, donde Oswal habría sido suplantado por un agente de la KGB para matar a Kennedy. Pero ello fue refutado en 1981,tras la exhumación del cadáver de este hombre que nunca descansará en paz, condenado por los secretos de trascendencia histórica que se llevó a su tumba.
Los asesinos de Sharon Tate:= La madre de Charles Manson era tan desquiciada que cuando niño lo vendió por un vaso de cerveza. La familia lo recuperó, pero no lo pudo salvar de la esquizofrenia lúcida y convincente que hizo de él un criminal que cuenta con clubes de fans y una honda influencia en la cultura popular. En 1969, había pasado la mitad de sus 35 años en la cárcel, pero el culmen de su maldad se reveló cuando creó La Familia, una secta predestinada a ”refundar el mundo”. A mediados de ese año, Manson comandó a cuatro de sus seguidores, para que mataran a un productor que no había querido grabar sus canciones.
Pero en la casa no estaba el empresario, sino la actriz Sharon Tate, diva del momento y esposa de Roman Polanski, acompañada de otros seis amigos, quienes resultaron muertos en un ritual de sangre que hoy tiene a los asesinos, incluyendo el propio Manson, en la cárcel. Él todavía defiende su misión profética y sigue siendo objeto de la devoción de artistas, como Marilyn Manson, quien tomó su nombre de él.
Yolanda Saldivar, la asesina de Selena.- Yolanda Saldivar era una de los millones de fans de la cantante Selena, ídolo de la comunidad latina de Estados Unidos. Un día la abordó tras un concierto, se hizo su amiga y terminó trabajando para ella como presidenta de su club de fans y administradora de su boutique. En 1995, Selena descubrió que Saldívar la robaba y para evadir las acusaciones, la administradora le dijo que la habían violado e hizo que la llevara al hospital de Corpus Christi, Texas, donde todo resultó una farsa.
De regreso al hotel en que la asesina se hospedaba, las dos mujeres tuvieron una fuerte discusión, en medio de la cual Saldivar sacó una pistola y amenazó con suicidarse si Selena la despedía. En últimas, la muerta terminó siendo la cantante, quien pudo llegar al lobby del hotel y denunciar a su victimaria antes de fallecer.
Condenada a cadena perpetua y aislamiento en una prisión de Texas, Yolanda sigue ventilando historias, según las cuales Selena le era infiel a su marido, Chris Pérez, mientras que la familia de la estrella alega que realmente estaba enamorada de ella y que, al no ser correspondida, terminó asesinándola.
El asesino de la Familia Real de Nepal:- Las monarquías suelen ser trágicas, pero la historia de la dinastía Shah de Sepal, rebasó todos los esquemas. En el 2001, en medio de una cena familiar, el heredero del trono, el príncipe Dipendra, dejó la reunión, se puso su traje de combatiente y regresó con dos ametralladoras, con las cuales mató a su padre, el rey Birendra, a su hermana, a su hermano y a varios tíos y primos. Luego se disparó a sí mismo y quedó en coma. No obstante, ¡fue proclamado rey!, pero al tercer día murió, dejándole el trono a su tío Gyanendra, de quien se sospecha que conspiró para quedarse con la corona.
Pero la versión más aceptada dice que Dipendra estaba iracundo, porque su madre, la reina Aiswarya, se opuso a que se casara con el amor de su vida, Devyani Rana, perteneciente a una familia que por años rivalizó con el clan real. El príncipe loco, adicto a las drogas y al alcohol, demostró, una vez más, que la historia de Romeo y Julieta, no es tan descabellada.
domingo, 12 de julio de 2009
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